EN UN 18 DE OCTUBRE DE 1978…. KARPOV, REY DEL
AJEDREZ EN BAGUIO
Antes de la KK, vino la kk
Hoy quisiera
aprovechar para rendir homenaje a tres gigantes del ajedrez. Dos de ellos
estaban sentados frente a frente con sólo un tablero entre ambos sobre la mesa,
y hay quien dice que una tabla de madera separando sus piernas, para evitar que
se dieran patadas. Anatoly Karpov y Viktor Korchnói, se disputaban en Baguio,
Filipinas, el cetro mundial del ajedrez. Y, como era habitual en ese momento,
lo hicieron bajo un contexto político que convirtió la partida no sólo en una
cuestión de estado, sino me atrevería a decir que en una cuestión de honor.
Las figuras de
Kaspárov y Fischer, hacen que los campeonatos mundiales que enfrentaron a
Korchnói y Karpov queden algo relegados a un segundo plano a los ojos del gran
público. Es cierto que en calidad ajedrecística estos duelos quedaran algo
lejos, pero es incuestionable que en el aspecto extradeportivo, y también en
cuanto a la calidad de los contendientes, los matches de Baguio y Merano no van a la zaga a otros duelos
mundialistas.
Sobre Karpov
pesaban dos losas que minaban anímicamente al maestro de Zlaoust. La primera,
era considerado el ajedrecista de cámara del régimen soviético, y la segunda, y
me atrevería a decir que la que más le atormentó, era la de ser considerado por
muchos un “campeón sin corona” ya que Fischer abandonó el match entre ambos si tan siquiera hacer un movimiento. Su rival,
Korchnói era un ajedrecista con más experiencia, habituado a jugar rondas
finales del torneo de candidatos, pero que hasta esta partida de 1978 no iba a
gozar de su oportunidad.
La Unión
Soviética sufrió uno de los golpes más duros de la guerra fría sobre un tablero
de ajedrez cuando Fischer arrebató a Spassky la corona mundial en 1972. La
obsesión por recuperar el título se plasmó durante el torneo de candidatos del 74.
El régimen apostó descaradamente por Karpov, que entonces tenía 23 años, como
la esperanza roja para derrotar a Fischer. Como pueden imaginarse, el gran
damnificado fue Korchnói, que iba a disputar contra Karpov la final del torneo
de candidatos de 1975, de la cual saldría el contendiente al título mundial.
Durante el match, Korchnói recibió
toda clase de amenazas, y tácticas de guerra sucia. Incluso la propaganda le
consideraba un apátrida. Karpov ganó la final por un punto de diferencia. En
1976, Korchnói toma la decisión de pedir asilo político en Holanda,
convirtiéndose en el primer gran maestro soviético en dar ese paso.
No es difícil
imaginar en este punto, que el match de 1978 tendría los elementos del fallido
match del 75 corregidos y aumentados. La URSS no podría permitir que un
disidente soviético ganara el campeón del mundo, y el encuentro, como una
metáfora de la guerra fría, se hizo más célebre por lo que rodeó al mismo que
por lo que aconteció sobre el tablero. Ambos bandos se acusaban mutuamente de
hacer trampa: las gafas con espejo de Korchnói, las sillas analizadas por Rayos
X… Hasta un yogur entregado a Karpov era considerado como una seña por parte de
su rival. Pero, sin duda, el elemento más controvertido fue la presencia de
Viktor Zuhkar, una suerte de hipnotizador que el bando soviético colocaba sobre
la platea para desconcentrar al enemigo de la madre patria. La tensión alcanzó
tal extremo que los jugadores ni se saludaban, e incluso, solicitaban tablas a
través del árbitro.
Este match suponía el estreno del formato del
mejor de seis partidas, por lo que el encuentro se prolongó tres meses, hasta
que el 18 de Octubre, Korchnói se rinde, negándose a firmar el acta del
encuentro como protesta a las maniobras sucias de las que decía haber sido
víctima. Karpov retenía el título mundial.
Korchnói tendría su oportunidad de revancha en
1981, en Merano, Italia. Las banderas, arma arrojadiza durante el primer
enfrentamiento, volvieron a la mesa tras estar ausentes en Baguio, y el
disidente ruso jugaría bajo bandera suiza. El encuentro estuvo a punto de no
celebrarse. La URSS tenía bajo custodia al hijo y la esposa de Korchnói y éste
se negó a jugar hasta que la FIDE garantizara la seguridad de su familia.
Karpov necesitó algo más de la mitad de partidas que en 1978 para derrotar
fácilmente a su oponente en un match conocido
como “La masacre de Merano”.
Todos conocen
lo que sucedió con Karpov a partir de entonces, y la famosa rivalidad de la
doble K. El legado de Korchnói, es también fascinante. A sus 82 años, es el
gran maestro internacional de mayor edad que sigue en activo, y su nivel de
juego es altísimo. La pregunta que merece la pena lanzar al aire es ¿Qué habría
sido de Karpov de haber perdido ante Korchnói? Estoy convencido de que si Karpov
pierde su enfrentamiento de 1978, habría cambiado la historia del ajedrez
contemporáneo, porque, como le sucedió a Spassky, habría caído en desgracia
para el régimen, y es posible, que no probable, que no asistiéramos a los
encuentros contra Kaspárov.
Al principio
decía que quería homenajear a tres gigantes. Pues bien, el tercero es el
profesor Leontxo García, de quien he aprendido todo lo poco que sé sobre el
juego entre los juegos. Es uno de los pocos periodistas españoles que es una
eminencia mundial en su campo. Gracias
por sus enseñanzas, y éste mi modesto homenaje.
J.J Muruzábal @Mr_Chon
Muy bueno Mr.Chon.
ResponderEliminarNo sabia de historia antes de la KK, empezare con la Wikipedia a empaparme.
Leontxo un genio.