EN UN 9 DE OCTUBRE DE 2006… FALLECE PAUL HUNTER
La carambola
del destino
Hay quien
piensa que es sólo una distracción de británicos con alguna “Ale” de más que
matan las horas muertas en el pub tratando de embocar bola roja tras bola roja.
Para otros, es un programa de relleno en la escaleta de Eurosport. El snooker, es algo más que todo eso, un
desafío a la geometría, y una tortura para la mente. La diferencia entre el
éxito y el fracaso es una cuestión de milímetros. Mantener ese nivel de
concentración durante las horas que puede durar una partida requiere una
preparación mayor que la de beber caldo de cebada. El snooker es uno los deportes con mayor audiencia televisiva del
mundo, gracias a la difusión de un juego eminentemente británico, a la potencia
emergente China.
Hablar de este
juego, es hablar de su torneo de mayor prestigio, el campeonato del mundo. Cada
mes de Mayo, el teatro Crucible de Sheffield, es el teatro de los sueños de
pocos, y las pesadillas de muchos. Ha sido testigo del reinado de Steve Davis,
de la dictadura de Stephen Hendry, del quiero y no puedo de Jimmy White, de la
magia de John Higgins, o del snooker hecho arte de Ronnie O’Sullivan. Miles de
partidas se han jugado, pero una de las que más recuerdan los aficionados fue la
semifinal de 2003, entre Ken Doherty y Paul Hunter.
En un país que
vitorea a deportistas como Padraig Harrington , Brian O’Driscoll o Sean Kelly,
entre otros, Ken Doherty no es ningún deshonor en esa lista. Decenas de miles
de dublineses acudieron a recibirle al aeropuerto tras ganar el campeonato del
mundo en 1997. Su rival, Paul Hunter, veinte años más joven, lideraba la nueva
generación de jugadores, y tras ganar dos torneos el año precedente, parecía
estar ante su oportunidad de ser campeón del mundo visto su nivel de juego
desde la primera ronda.
Hunter ganaba
por 15-9 y sólo necesitaba ganar dos frames
más para sellar su billete a la final.
Doherty, no iba a rendirse, pues había ganado dos partidos en ese torneo
remontando desde atrás, y así lo demostró al ganar las dos siguientes mesas
para ponerse 15-11. En el vigesimoséptimo frame,
Hunter sólo tenía que embocar una bola amarilla, recta para quedarse a tan sólo
uno de ganar el partido… pero falló.
Doherty limpió la mesa (15-12) y ganó otras dos más para ponerse a sólo una de
desventaja. ¿Cómo podía Hunter dejar pasar esta oportunidad?
Por fin,
reaccionó el inglés y robó una mesa que Doherty tenía encarrilada para tomar
oxígeno, 16-14. Hunter sólo tenía que ganar un frame más, Doherty tenía que ganar los tres posibles restantes. En
la siguiente mesa, KenDo tenía un
tiro comprometido sobre azul. Era un tiro de “todo o nada”. Si embocaba, ganaba
el frame, y si fallaba, Hunter
tendría que embocar tres bolas muy sencillas. Golpea seco, la bola toca los dos
picos de la tronera y sale despedida hacia el centro. Doherty había fallado… o
no. La bola azul entra por el centro de la tronera central en una carambola increíble.
Al final, Doherty se adjudicó aquel partido, una de las mayores remontadas de
la historia de este juego. El destino había sido esquivo con Hunter, pero le
reservaba una crueldad desproporcionadamente mucho mayor.
Dos años más
tarde, Paul Hunter, anunciaba su retirada para seguir tratamiento de
quimioterapia de un tumor de colon. La enfermedad le sobrevino en su mejor
momento profesional, pues era cuarto del ranking
mundial (su mejor clasificación) y también personal pues su mujer Lindsay
estaba embarazada de una niña. En cuanto los médicos le autorizaron, quiso volver
al circuito profesional, pese a que todavía sufría efectos secundarios del
tratamiento, en ocasiones en el transcurso de las partidas. A pesar de sus
esfuerzos, su nivel de juego ni se acercaba al que tenia antes de enfermar.
El 9 de
Octubre de 2006, pocos días después de su vigesimoctavo cumpleaños, Paul Hunter
falleció. Ese mismo día, algunas de las estrellas del snooker que se daban cita para jugar un evento de la Premier
League, no podían contener las lágrimas durante el minuto de silencio en su
memoria. En gran medida, ha sido la labor de sus compañeros la que ha permitido
que su legado siga vivo seis años después apoyando iniciativas como el Paul
Hunter Classic, o la Fundación que lleva su nombre. Termino con unas palabras
de su rival, y amigo, Ken Doherty: “Yo le
impedí ser campeón del mundo, y aquello fue una lástima. El destino le ha
impedido ser padre, y esa es la peor tragedia”
Fundación Paul Hunter: http://www.paulhunterfoundation.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario