jueves, 18 de octubre de 2012

Una rivalidad en k minúscula 18-10-1978


EN UN 18 DE OCTUBRE DE 1978….   KARPOV, REY DEL AJEDREZ EN BAGUIO




Antes de la KK, vino la kk


Hoy quisiera aprovechar para rendir homenaje a tres gigantes del ajedrez. Dos de ellos estaban sentados frente a frente con sólo un tablero entre ambos sobre la mesa, y hay quien dice que una tabla de madera separando sus piernas, para evitar que se dieran patadas. Anatoly Karpov y Viktor Korchnói, se disputaban en Baguio, Filipinas, el cetro mundial del ajedrez. Y, como era habitual en ese momento, lo hicieron bajo un contexto político que convirtió la partida no sólo en una cuestión de estado, sino me atrevería a decir que en una cuestión de honor.



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Las figuras de Kaspárov y Fischer, hacen que los campeonatos mundiales que enfrentaron a Korchnói y Karpov queden algo relegados a un segundo plano a los ojos del gran público. Es cierto que en calidad ajedrecística estos duelos quedaran algo lejos, pero es incuestionable que en el aspecto extradeportivo, y también en cuanto a la calidad de los contendientes, los matches de Baguio y Merano no van a la zaga a otros duelos mundialistas.

Sobre Karpov pesaban dos losas que minaban anímicamente al maestro de Zlaoust. La primera, era considerado el ajedrecista de cámara del régimen soviético, y la segunda, y me atrevería a decir que la que más le atormentó, era la de ser considerado por muchos un “campeón sin corona” ya que Fischer abandonó el match entre ambos si tan siquiera hacer un movimiento. Su rival, Korchnói era un ajedrecista con más experiencia, habituado a jugar rondas finales del torneo de candidatos, pero que hasta esta partida de 1978 no iba a gozar de su oportunidad. 


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La Unión Soviética sufrió uno de los golpes más duros de la guerra fría sobre un tablero de ajedrez cuando Fischer arrebató a Spassky la corona mundial en 1972. La obsesión por recuperar el título se plasmó durante el torneo de candidatos del 74. El régimen apostó descaradamente por Karpov, que entonces tenía 23 años, como la esperanza roja para derrotar a Fischer. Como pueden imaginarse, el gran damnificado fue Korchnói, que iba a disputar contra Karpov la final del torneo de candidatos de 1975, de la cual saldría el contendiente al título mundial. Durante el match, Korchnói recibió toda clase de amenazas, y tácticas de guerra sucia. Incluso la propaganda le consideraba un apátrida. Karpov ganó la final por un punto de diferencia. En 1976, Korchnói toma la decisión de pedir asilo político en Holanda, convirtiéndose en el primer gran maestro soviético en dar ese paso. 

No es difícil imaginar en este punto, que el match de 1978 tendría los elementos del fallido match del 75 corregidos y aumentados. La URSS no podría permitir que un disidente soviético ganara el campeón del mundo, y el encuentro, como una metáfora de la guerra fría, se hizo más célebre por lo que rodeó al mismo que por lo que aconteció sobre el tablero. Ambos bandos se acusaban mutuamente de hacer trampa: las gafas con espejo de Korchnói, las sillas analizadas por Rayos X… Hasta un yogur entregado a Karpov era considerado como una seña por parte de su rival. Pero, sin duda, el elemento más controvertido fue la presencia de Viktor Zuhkar, una suerte de hipnotizador que el bando soviético colocaba sobre la platea para desconcentrar al enemigo de la madre patria. La tensión alcanzó tal extremo que los jugadores ni se saludaban, e incluso, solicitaban tablas a través del árbitro.




Este match suponía el estreno del formato del mejor de seis partidas, por lo que el encuentro se prolongó tres meses, hasta que el 18 de Octubre, Korchnói se rinde, negándose a firmar el acta del encuentro como protesta a las maniobras sucias de las que decía haber sido víctima. Karpov retenía el título mundial.

 Korchnói tendría su oportunidad de revancha en 1981, en Merano, Italia. Las banderas, arma arrojadiza durante el primer enfrentamiento, volvieron a la mesa tras estar ausentes en Baguio, y el disidente ruso jugaría bajo bandera suiza. El encuentro estuvo a punto de no celebrarse. La URSS tenía bajo custodia al hijo y la esposa de Korchnói y éste se negó a jugar hasta que la FIDE garantizara la seguridad de su familia. Karpov necesitó algo más de la mitad de partidas que en 1978 para derrotar fácilmente a su oponente en un match conocido como “La masacre de Merano”.



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Todos conocen lo que sucedió con Karpov a partir de entonces, y la famosa rivalidad de la doble K. El legado de Korchnói, es también fascinante. A sus 82 años, es el gran maestro internacional de mayor edad que sigue en activo, y su nivel de juego es altísimo. La pregunta que merece la pena lanzar al aire es ¿Qué habría sido de Karpov de haber perdido ante Korchnói? Estoy convencido de que si Karpov pierde su enfrentamiento de 1978, habría cambiado la historia del ajedrez contemporáneo, porque, como le sucedió a Spassky, habría caído en desgracia para el régimen, y es posible, que no probable, que no asistiéramos a los encuentros contra Kaspárov.

Al principio decía que quería homenajear a tres gigantes. Pues bien, el tercero es el profesor Leontxo García, de quien he aprendido todo lo poco que sé sobre el juego entre los juegos. Es uno de los pocos periodistas españoles que es una eminencia mundial en su campo.  Gracias por sus enseñanzas, y éste mi modesto homenaje.


J.J Muruzábal @Mr_Chon

1 comentario:

  1. Muy bueno Mr.Chon.
    No sabia de historia antes de la KK, empezare con la Wikipedia a empaparme.
    Leontxo un genio.

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