viernes, 5 de octubre de 2012

Neroli Fairhaill hace historia 05-10-2012



EN UN 5 DE OCTUBRE DE 1982… NEROLI FAIRHAILL GANA UNA PRUEBA ABIERTA


La doncella de Christchurch


Hace pocos días, para otro trabajo, revisé el contenido multimedia de los Juegos Olímpicos de Londres’12, para elaborar un resumen. Una de las gestas que más ha quedado en el olvido, fue la del surcoreano Im Dong-Hyun que estableció en las rondas previas de tiro con arco un record mundial individual y por equipos, pese a ser clínicamente ciego. A pesar de colgarse el bronce por equipos, disfrutó de muchas menos portadas que otro deportista paralímpico que se atrevió a desafiar a los profesionales. Me refiero al atleta Óscar Pistorius, que después de un largo litigio tuvo la oportunidad de competir en los JJ.OO, e incluso poder contar a sus nietos que estuvo presente en la final del relevo largo.



Treinta años antes, en un 5 de Octubre, Neroli Fairhall, de 38 años, hacía historia. Durante los Juegos de la Commonwealth, en Brisbane, no muy lejos de su Nueva Zelanda natal, Fairhall ganaba el oro en la prueba individual de tiro con arco. Manejaba el arco desde una silla de ruedas, que iba equipada un compartimento a modo de alforja de donde sacaba las flechas. La situación del objetivo era la misma que para el resto de competidoras. Era la primera vez en la historia del deporte que un deportista discapacitado ganaba una competición abierta. 

La historia de Neroli Farihall no es muy distinta a la de muchos a los que la fatalidad se cruza en medio del camino. Volviendo a su casa, en 1969, con 22 años, en la flor de la vida, sufrió un accidente de motocicleta que le provocó una paraplejia irreversible. Al igual que muchos deportistas paralímpicos, comenzó a practicar el tiro con arco como una actividad de ocio, que pronto se convirtió en una pasión. Al igual que sucedió con Pistorius tampoco le resultó fácil competir con los profesionales, ya que también aquí había suspicacias sobre si obtenía ventaja por el hecho de lanzar sentada. Como ella misma dijo, con fina ironía “No sé si tengo ventaja. No he tirado nunca una flecha de pie



Superar la adversidad, superar las barreras. Un eslogan que la neozelandesa hizo suyo en la propia competición como demostró en aquel histórico oro.  Fue remontando en cada ronda, hasta forzar un play-off de desempate ante la norirlandesa Yates en la última flecha. Los organizadores tuvieron que desmontar el podio para hacerlo accesible a la nueva campeona de la Commonwealth, en medio de la ovación cerrada de todo el estadio, y de sus propias rivales. 

Fue seleccionada para competir en los Los Ángeles 1984, siendo la primera deportista con paraplejia en competir en unos juegos olímpicos. También desfiló en cuatro paralimpiadas la última la del año 2000, en Sydney. Incluso antes de ser arquera, probó suerte en las pruebas de atletismo adaptado. La historia de su vida, llevó a la reina Isabel II a otorgarle la distinción de miembro de la orden del Imperio Británico.
 

Tras su retirada, Fairhall decidió montar una escuela de tiro en su localidad de residencia, Christchurch, orientada a iniciar en el tiro con arco a personas discapacitadas, tomando parte activa como entrenadora. En 2006, falleció, dejando atrás un legado del que otros deportistas como Pistorius o Dong-Hyun han disfrutado en el presente.


Y mañana en el blog: Los papás la sabían meter

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