lunes, 15 de octubre de 2012

15-10-1968 Hines, baja de 10" en el hectómetro

EN UN 15 DE OCTUBRE DE 1968…. JIM HINES, PRIMER HOMBRE EN BAJAR DE 10” EN EL 100m


Guante negro calzado en el pie


Todos recordaremos el día de ayer, como aquel en el que un austriaco llamado Félix Baumgarter, superó la barrera del sonido en una caída libre desde la estratosfera. Era un nuevo record del mundo, una nueva muralla que el hombre conseguía derribar. Cuarenta y cuatro años antes, un atleta afroamericano, Jim Hines, se convirtió en el primer humano en bajar de diez segundos en uno de los desafíos más apasionantes del mundo: los cien metros lisos.

Antes de recordar este hito, es curioso como este récord, así como la irrupción de Fosbury, quedaron ensombrecidos totalmente por algo que pasaría veinte horas después de que Hines se colgara el oro en el hectómetro. Me refiero, claro está, al saludo al poder negro, el “Black Power” que Smith y Carlos realizaron al mundo con su puño enguantado en cuero negro, sobre el podio de la prueba del 200. Más tarde veremos como este hecho tuvo repercusiones sobre el propio Hines.


http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/thumb/c/c8/Carlos-Smith.jpg/250px-Carlos-Smith.jpg





Jim Hines comenzó jugando a béisbol en su localidad natal, Dumas, en el estado de Arkansas. Cuando tenía doce años, durante un partido de liga estatal, el entrenador de la federación estadounidense de atletismo, Jimmy Coleman, cronometró el tiempo que tardaba el pequeño Hines en ir de base a base. Se quedó tan impresionado, que sugirió a su familia que le probara en las pruebas de velocidad. Sus buenos resultados le valieron una beca para estudiar en la universidad de Oakland. 

En la primavera olímpica del 68, Hines iba camino de cumplir 22 años. El sueño olímpico era una posibilidad pero para ello debía superar los trials americanos, que en las pruebas de velocidad supone un reto que a veces es tan complicado como ganar el oro. En Sacramento, Hines no sólo sella su pasaporte rumbo a la frontera mexicana, sino que se quedó a una centésima, en tiempo real, de bajar de los diez segundos, una barrera que en ese momento seguía siendo insalvable para la humanidad.



La final olímpica de México fue una de las mayores demostraciones del “Black Power”. Los nueve finalistas en la prueba reina de la velocidad, eran de raza negra. El favorito era el estadounidense Mel Penders, que ha sido uno de los mejores velocistas en tacos de la historia. Hines era consciente que para ganar el oro debía aguantarle en el primer cincuenta, y así lo hizo. Penders se hundió y Hines galopó hacia el oro escoltado por el jamaicano Miller y, el tercero de los estadounidenses, Greene.  El tiempo, 9.9 (fue posteriormente corregido a 9.95) lo que suponía mejorar su récord mundial, y batir el olímpico.

Entre su victoria, y la final del relevo corto, se interpuso todo el affaire del saludo. Durante el verano, el equipo había estado entrenando el relevo con los tres finalistas del cien y Tommie Smith. Sin embargo, Tommie fue expulsado por el C.O.I  por su acto de rebeldía, y el equipo tuvo que llamar al plusmarquista mundial junior (el primero de la historia) Ronnie Ray Smith para correr la curva. 




 

La final fue un desastre para los intereses de EE.UU. Los intercambios fueron lentos, y cuando Ronnie Ray Smith entregó el testigo a Hines, que corría la última posta, los estadounidenses estaban en la sexta posición. Probablemente la última posta de Hines en México’68 haya sido una de las más rápidas de la historia, y en mi opinión la mejor y la más trascendental de todas. Hines definió aquel hectómetro como “la mejor carrera de mi vida”. La bala de Arkansas superó primero a los atletas de las dos Alemanias, y casi en los últimos veinte metros se colocó justo por delante de Jamaica, Cuba y Francia, para ganar el oro con récord del mundo incluido.

Hines mantuvo su récord durante quince años, el reinado más largo desde que existe el sistema de medición electrónico. Hubo que esperar hasta Seúl’88 para que en la tristemente célebre final del hectómetro de la descalificación de Ben Johnson, se superara su récord olímpico. 


Desafortunadamente, Hines no volvió jamás a competir en atletismo. En aquel momento, no podía ganarse la vida corriendo, por lo que aprovechó la fama generada en su país para probar suerte en el fútbol americano. Fue elegido en el draft de la NFL por los Miami Dolphins, pero no tuvo suerte en el mundo del fútbol americano y apenas jugó veinte partidos con la franquicia del estado del sol. 

En la actualidad, Hines, ya jubilado, disfruta de su tiempo ayudando a los jóvenes atletas a mejorar sus registros. Quien mejor que el que hombre que demostró que a veces un 9.9 es el mejor sobresaliente en la vida.




 

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