sábado, 29 de septiembre de 2012

Sainete en Zaragoza 29-09-1996



EN UN 29 DE SEPTIEMBRE DE… 1996   SAINETE EN LA ROMAREDA


Del Rafa Guerrero, al guerrero llamado Rafa


Una generación entera de niños ha crecido al calor de la era dorada de nuestro deporte, un período de gloria cuyo grito de guerra es el “Vamos Rafa”. Otros, en cambio, crecieron en otro momento muy diferente, en el de “a casa en cuartos” y en la que el grito se guerra en los patios de los colegios era el “Rafa, no me jodas”. Aquel diálogo entre un árbitro y su asistente, se convirtió en uno de los iconos del costumbrismo de  mediados de los noventa en España.

Era la quinta jornada de la temporada 1996-97. El Barcelona de Bobby Robson visitaba La Romareda, sabedor de que una victoria le auparía al liderato después de que el Betis cayera derrotado en casa ante el Deportivo. Antes de llegar a la célebre jugada se habían jugado 72 minutos de partido. El Real Zaragoza reunía sobre el césped a algunos héroes de la Recopa del 94 como Higuera, Poyet, Aguado o Solana, sumado a una generación de jugadores de remplazo donde los argentinos Kily González y Gustavo López eran los referentes indiscutibles. Los locales mandaban cómodamente por 3-1, después de que Gustavo López hiciera un doblete en el segundo tiempo, haciendo inútil la respuesta de Luis Figo al tempranero gol de Poyet.

 

La jugada es archiconocida. El blaugrana Couto da una patada al capitán maño, Aguado tras el saque de un córner de una manera sutil. Solana que presenció la agresión en primera fila, responde corporativamente de forma aparatosa, propinando un manotazo a Couto que vio todo el estadio ¿Todo? No, Mejuto González no pudo o no quiso verlo, dando lugar al famoso sainete. 

La filmación tiene un valor dramático impagable: la cara amedrentada del línea, la reacción desaforada del trencilla, la presión de los capitanes, el acento charrúa quejumbroso de Poyet. Mejuto González, afronta la secuencia con aplomo, con torería, ante un tendido que pedía sus dos orejas. La procesión va por dentro. Incluso hubo tiempo para una discusión de reglamento entre la pareja arbitral. La decisión fue meter todo al seis, rojo, par, falta, penalti... expulsión.

Solana agitaba sus brazos y alzaba la mirada al cielo en busca de consuelo divino, porque justicia no hubo sobre el césped. Popescu no falló desde los once metros, y el Barcelona remontó el partido ante diez hombres, con tantos de Luis Enrique, y Ronaldo Nazario dejando el marcador final en 3-5.

Aquel partido sirvió no sólo para crear una clásica muletilla, sino para asistir al albor de una estrella, Rafa Guerrero. Aquel asistente supo rentabilizar aquel error hasta el punto de protagonizar campañas publicitarias. Una historia tan cañí que sólo podría darse en España.





2 comentarios:

  1. Con el penalti y expulsión acertó, el fallo fue equivocarse de jugador.

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  2. Es curioso Juan, como acierta con el penalty y expulsión, y nadie lo recuerda, y nunca jamás dice "Rafa no me jodas", dice "Vaya Joer, Rafa".

    Yo que siempre he defendido aplicar al fútbol un sistema de vídeo-referee similar al del rugby, momentos como estos y la carnaza que de ello pueden hacer "Los Manolos" me hace ver que estaba equivocado.

    Un saludo, y gracias por comentar.

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